diciembre 07, 2012

Una mujer secuestra a su hijo para impedir su tratamiento contra un cáncer

El pequeño inglés Neon Luca Roberts, de 7 años de edad, estaba recibiendo tratamiento médico por un cáncer cerebral. Se le había extirpado un tumor exitosamente el 25 de octubre y los médicos tenían previsto seguir un tratamiento de radioterapia para eliminar cualquier célula cancerosa restante y evitar al máximo la recurrencia del tumor.

Sally Leese (o Sally Roberts)
fotografía difundida por la policía de
Devon, Reino Unido.
Pero la madre de Neon Luca, Sally Leese, decidió que la radioterapia le "freiría el cerebro a su pequeño" y, en lo que ella consideró una valerosa decisión de madre coraje lanzada a salvar a su hijo, procedió a llevárselo del hospital de Bristol donde estaba siendo atendido y desaparecer con él el domingo 2 de diciembre. Su plan era tratarlo con "medicinas naturales" que ella considera "menos invasivas" y así garantizar, en su visión, el bienestar, la supervivencia y el futuro de su hijo.

En palabras de Sally Leese: "Tengo miedo de que le vayan a freír el cerebro a mi hijo cuando hay otras formas en que podríamos proceder. Siento que es muy innecesario y estoy segura de que cualquier madre que hubiera investigado como yo lo hice se sentiría igual." No es malvada, no es cruel, es víctima de una propaganda insidiosa que se desarrolla sin control en todo el mundo, depredando la ignorancia y el temor.

Alertados por el padre de Neon, quien está en proceso de divorcio de Sally, la policía y la juez Mary Hogg emprendieron la búsqueda de Neon y su madre. La juez Mary Hogg tomó la poco habitual decisión de permitir que se diera a conocer el nombre y las fotografías de Neon en un intento por salvarle la vida ya que, dijo, "Los médicos dicen que a menos de que el tratamiento comience la próxima semana, las perspectivas de supervivencia de Neon se reducirán drásticamente. He pedido la ayuda del público para buscar a este muy enfermo pequeño".

Finalmente, el miércoles, Neon y su angustiada madre fueron encontrados en Sussex, a 250 kilómetros. Sally fue detenida y Neon situado bajo acogida para comenzar de inmediato su tratamiento. Sally tiene previsto, cuando declare ante la jueza, pedir que no se le aplique la radioterapia a su hijo.

La pregunta, por supuesto, es qué clase de "investigación" ha hecho esta preocupada madre para tomar una decisión así. Es una señal más de alarma de cuánta información falsa, engañosa, histérica, malintencionada y tendenciosa se está difundiendo sin contrapeso, provocando el pánico contra la medicina, el conocimiento científico y los avances que indudablemente ha logrado la investigación para mejorar y prolongar nuestra vida. Cuánto leyó sin llegar nunca a los datos que nos dicen que lo único que cura el cáncer, en ciertos casos y si se descubre a tiempo, es la medicina. La de verdad.

Por ejemplo, según Cancer Research del Reino Unido informa que, entre la década de 1960 y principios de la década del 2000, la tasa de supervivencia de tumores cerebrales en niños se ha más que duplicado gracias al desarrollo de nuevas técnicas médicas y mejores tratamientos. El cáncer cerebral y de médula es el segundo más común entre los niños, sólo inferior en incidencia a la leucemia. Esta información no parece haber llegado a Sally Leese, pero sí muchas afirmaciones histéricas, interesadas y... falsas.

Porque, lo más importante: sigue sin haber pruebas, NI UNA SOLA PRUEBA de que NINGUNA de las terapias ofrecidas por las creencias alternativistas, las sectas naturistas y los militantes antimédicos, tenga ninguna eficacia para prevenir o curar el cáncer, para aumentar la supervivencia de las víctimas.

Permitir la difusión de las mentiras en las que se especializan los antimédicos sin oponerse es una forma de complicidad que se cobra vidas. Entre los famosos recordemos sólo a Peter Sellers, a Steve McQueen, a Steve Jobs o, en México,  a las cantantes Amparo Ochoa y Rita Guerrero. Mientras que otros muchos sobreviven gracias a la medicina como Robert de Niro o Luz Casal. Pero aquí hablamos de adultos que deciden cerrar los ojos a la evidencia con riesgo para sus vidas. En los casos más dolorosos hablamos de padres que, obnubilados por una visión irracional del mundo promovida intensamente y con abundantes recursos, azuzados por profesionales del pánico y sumidos en el miedo y la incertidumbre por lo que le puede a los seres que más aman, toman decisiones lesivas para sus hijos. Y los alternativistas se ríen y aplauden.

Así ocurrió con la histeria de los padres de Olivia Pilhar, una niña que en 1995, a los 6 años, padecía un tumor renal. Convencidos por la pseudoterapia del siniestro Geerd Ryke Hamer le negaron a su hija el tratamiento y, cuando el gobierno austriaco les quitó la custodia, huyeron a España protegidos por cómplices de Hamer, donde el tumor de Olivia llegó a pesar cuatro kilogramos, ocupando la mayor parte de su cavidad abdominal. Descubiertos y obligados a volver a Austria, Olivia fue tratada con cirugía, quimioterapia y radioterapia y sobrevive hasta hoy. En 2010, a los 19 años y sana, participaba incluso en un concurso de búsqueda de modelos.

Y, apenas la semana pasada, se repitió en Australia la historia de padres antivacunas obligados por los jueces a no dañar a sus hijos, en este caso una mujer adepta a las sectas naturistas que también había secuestrado a su hija para impedir que fuera vacunada por el padre y su nueva esposa. La niña ya había padecido tos ferina en el pasado, una aterradora enfermedad que le parecía a la madre "de lo más natural".

La ignorancia no es, quizá, un delito. Pero promover la ignorancia, falsear los hechos, provocar el rechazo a los datos, mentir causando muerte y dolor sí debería serlo. Hágalo quien lo haga.