noviembre 25, 2009

Parar la violencia contra la mujer

Hoy que es un día dedicado a la concientización sobre la violencia de género, que quiere decir principalmente la violencia contra la mujer, es una buena oportunidad para recordar el origen cultural de algunas de las bases de esta violencia.

Más allá del simple sadismo, del abuso del débil y otras sociopatías, la violencia contra la mujer tiene gran parte de su origen en la idea de que la mujer es propiedad del hombre, en cierta medida poco diferenciable de un mueble, el ganado, las vasijas y otras posesiones del señor. La idea es que, "naturalmente", la mujer debe someterse al hombre, obedecerlo y "respetarlo" en el sentido más servil, y por ende el señor tiene el absoluto derecho de "corregir" a la mujer golpeándola, como puede golpear a un perro, al caballo o a un esclavo.

Eso es lo que suelen decir las religiones, en particular los monoteísmos dominantes en nuestro mundo: cristianismo, judaísmo, islamismo.

Los medios de comunicación señalan, y hacen bien, la adscripción religiosa de los agresores cuando judíos ortodoxos persiguen a las mujeres que no siguen sus leyes morales con "policías de la modestia" y por supuesto levantan la voz contra el integrismo islámico cuando los talibanes cometen atrocidades contra las mujeres.

Pero cuando un cristiano viejo le mete una paliza a su arisca mujer, o directamente decide matarla al grito de "mía o de nadie", los medios se cuidan mucho de señalar que los conceptos de posesión, castigo, sumisión, obediencia, y "hasta que la muerte nos separe" no se los ha inventado el delincuente en sus cogitaciones nocturnas, sino que está actuando de acuerdo con su religión.

La religión que, como los otros monoteísmos, dice que la mujer tiene la función esencial de parir y callar.

La religión que teme a la mujer libre, a la mujer dueña de su sexualidad, a la mujer que tiene objetivos distintos de los marcados en los pasajes más repugnantes de sus libros sagrados.

Mientras la iglesia católica campe por los países europeos y latinoamericanos, controle las escuelas y domine a las comunidades dirigiéndolas con homilías semanales, cuando no diarias, toda la lucha contra la violencia de género estará condenada a ser un paliativo menor, a atacar la periferia del problema.

Y no se crea que únicamente es el hombre la víctima de las enseñanzas de una iglesia retrógrada, precientífica, dominada por hombres sexualmente frustrados. La mujer que baja la cabeza y acepta la golpiza, la que explica los signos de violencia aduciendo su propia torpeza al golpearse con puertas, caer de escaleras y otras justificaciones para su marido, la que no se atreve a denunciar desde el primer golpe al energúmeno que pone en riesgo su vida y atropella su dignidad, es también resultado, en parte, de las enseñanzas de la iglesia católica.

¿Qué puede pensar una persona a quien se le ha dicho desde su más tierna infancia que surgió de la costilla del padre de la humanidad, que fue ella quien le causó a la raza humana la desgracia de perder el paraíso, que está representada por una desobediente como la mujer de Lot, que es objeto de intercambio como las hijas de Lot o la esclava de Abraham, que existe para casarse y parir hijos, que sólo es buena si renuncia al placer sexual y a su libertad, como lo hizo María Magdalena, que no debe siquiera hablar en la iglesia, como sentencia San Pablo en sus epístolas, que es malvada y peligrosa según todo tipo de santos?



(Haga clic sobre la imagen para verla más grande)

La mujer sumisa es hija de las creencias irracionales de la iglesia tanto como el macho golpeador, altanero y violento. Y como la iglesia católica reconoce pocos errores y tarda unos 500 años en conseguirlo, somos nosotros, los ciudadanos, los que debemos poner el alto a esta brutalidad, nosotros los que debemos denunciar la corresponsabilidad amplia de las enseñanzas religiosas (incluso de lo que se imparte en la "clase de religión" pagado con nuestros impuestos para someter a las niñas y envanecer a los niños) en la muerte de cada mujer que se nos presenta sólo como "víctima de la violencia machista" sin que los medios tengan el valor necesario para indicar que son víctimas de la estupidez religiosa tanto como las mujeres judías, musulmanas y otras muchas en todo el mundo, cada una aplastada por las creencias y deidades de su cultura.

Alto a la violencia significa también alto a la propaganda religiosa sin una visión equilibrada y que compense las posturas de la fe irracional con la razón, la compasión y una ética sin dioses malcriados.

noviembre 04, 2009

Infartos en animales y descaro en humanos

Sigue dando de sí el tema del falso scientífico estadounidense del conspiranoico vídeo "Operación pandemia" de Julián Alterini. Como dijimos en la entrada anterior, la frase que destaca el vídeo es realmente de Matthias Rath, el chacal de los sidóticos de África y al que algunos han llamado "el charlatán definitivo".

La frase, decíamos, viene del libro de Rath Why Animals Don't Get Heart Attacks, But People Do!, es decir: ¿Por qué los animales no sufren ataques cardiacos y la gente sí!.

Rápidamente alguien me preguntó por este asombroso hecho. ¿Cuál será la causa de esta situación tan curiosa? Me preguntan.

Veamos primero lo que dice Matthias Rath en defensa de su negociazo y lo que se sabe realmente, y luego, si es usted paciente, llegaremos a una atronadora revelación que no podrá olvidar nunca.

Bueno, según Rath, los problemas cardiacos se deben a la falta de vitamina C. Nos dice que  los animales (así, en general) producen vitamina C en el hígado y por eso no tienen ataques cardiacos. Nosotros dejaremos de tener ataques cardiacos si compramos la vitamina C del Dr. Rath (reconózcala por la jeta del personaje en la etiqueta).



Hay que aclarar dos cosas. La falta de niveles adecuados de vitamina C parece aumentar el riesgo de algunos problemas cardiacos, sí. Pero tomar demasiada no evita tales problemas. Y esa vitamina C no tiene que traer el frontispicio de Rath en la etiqueta, vale igual la del limón, la naranja, las fresas o la más barata que encuentre en la farmacia.

La dosis de vitamina C que los nutriólogos y biomédicos recomiendan varía según la edad, llegando a un máximo de 90 miligramos al día para adultos sanos. Se sabe, sí, que no previene la gripe (diga lo que diga la tía Enriqueta), que no evita los ataques cardiacos, que no mejora el aspecto de la piel.

Se sabe también que la vitamina C puede disminuir la eficacia de la quimioterapia en cáncer, por lo que algunos médicos recomiendan disminuir su consumo durante el tratamiento.  También hay datos de que coadyuva a aumentar el azúcar en sangre de los diabéticos. En exceso, la vitamina C puede ocasionar un exceso de absorción de hierro que puede ser peligroso para personas con algunas afecciones.  El exceso de vitamina C también aumenta el riesgo de cálculos renales. Y toma parte en muchas otras posibles afecciones, como la agudización de la anemia falciforme.

Aunque la vitamina C es de las llamadas "hidrosolubles" (es decir, que cualquier cantidad sobrante es eliminada mediante la orina) una sobredosis de vitamina C puede ocasionar diarreas, graves irritaciones gastrointestinales, fallos renales y otros problemas.

(Todos los datos sobre la vitamina C están tomados del resumen que se halla en emedtv, que ofrece todas las fuentes de las que obtiene su información.)

En resumen, como tantas veces en la vida real, la vitamina C no es buena ni mala, sino que todo depende de cada persona, de su edad, su estado de salud, si está embarazada o lactando, si tiene ciertas afecciones o no, etc.

Bien, ahora ya está listo usted para la más tremenda revelación respecto de las afirmaciones de Rath:

LOS ANIMALES SÍ SUFREN ATAQUES CARDIACOS

Es decir, toda la hipótesis inicial, la propaganda impactante, la idea de que oh, este mamagalllo ha logrado un descubrimiento como para tres premios Nobel y un romance con Giselle Bündchen, es mentira.

Trola, engaño, bulo, falsedad, embuste... lo habitual en el mundo de las pseudomedicinas.

En perros y gatos, dicen los veterinarios, el ataque cardiaco es raro, pero ocurre, junto con otras patologías del corazón. El ataque cardiaco es un infarto debido a la falta de alimentación sanguínea de ciertas porciones del corazón debido al bloqueo de una arteria coronaria. No hay ningún motivo para que no sufran estos bloqueos todos los animales que tienen corazón.

En los cerdos es lo bastante común para usarlos como paradigmas humanos en el laboratorio.

En otros animales, las observaciones que hemos hecho de ellos no permiten saber si llegan a tener ataques cardiacos, pero es fácil suponer que, teniendo corazón, coronarias y sangre, es una afección que pueden sufrir. Es una barbaridad, una osadía y un embuste afirmar contundentemente que los elefantes, las ardillas, los sapos verrugosos, los cormoranes, las ballenas beluga y los demás 58 mil especies de vertebrados que se han identificado hasta hoy NO sufren ataques cardiacos.

Finalmente, los humanos muy posiblemente tenemos más tendencia a los ataques cardiacos por factores que nada tienen que ver con el negocio de Rath: una alimentación con abundantes grasas, sedentarismo, tensiones emocionales y avances médicos que nos permiten vivir mucho más allá de lo que sería "natural" en un entorno no científico.

Las gacelas no llegan a tener ataques cardiacos en frecuencias observables porque no llegan a viejas. Cuando pierden fuerza, se vuelven almuerzo de un felino. No llegan a tener aterosclerosis, ni cáncer, ni artritis... ¿eso significa que Rath tiene conocimientos supersecretos o que no sabe nada de zoología básica?

El felino que pierde velocidad para cazar gacelas tampoco procede a sufrir osteoporosis, insuficiencia renal ni diabetes... simplemente se muere de hambre.

Muchas afecciones del ser humano son muestra de su éxito científico-tecnológico. Y de eso se agarran muchos conspiranoicos y negociantes para promover explicaciones falsas cuando no preguntas falsas.

Piénselo cuando le digan que ahora "hay más casos de cáncer" que en el pasado. Es cierto, es terriblemente cierto. Cuando la expectativa media de vida era de 40 años, la gente no vivía lo suficiente para desarrollar muchas formas de cáncer.

Al mismo tiempo, la supervivencia al cáncer (en mayores y menores de 40 años) es muy superior hoy que en el pasado, y ni una millonésima de punto porcentual de este logro se debe a la "terapia celular energética", la acupuntura, la homeopatía, la cromatoterapia, las flores de Bach, la hidroterapia del colon la "medicina" ortomolecular ni ninguna de las extravagantes (y siempre costosas) supersticiones del New Age.

Los seres humanos podemos sufrir ataques cardiacos. Pero el que nos va a salvar de ellos no es un depredador cuyo negocio es mentirle a un continente desesperado para expoliar a sus enfermos más trágicos, comoparadigma del abuso tradicional de occidente hacia África.

El "scientífico", el criminal y el realizador de vídeos sin brújula

Algo de revuelo se ha armado porque dije en la entrada anterior sobre la charlatanería conspiranoica de la gripe A que no existe el sujeto anunciado como "Christopher Gupt, scientífico estadounidense" en el delirante, poco prolijo y nada fiable vídeo del joven realizador argentino Julián Alterini que se llama, bombo y quena o, digo, bombo y platillos: "Operación pandemia":



Algunos lectores me han escrito para señalar que en realidad "Christopher Gupt" es sólo otra de las metidas de pata a las que es tan afecto Juliancito en su esfuerzo por darse a conocer como émulo de Goebbels, porque en realidad el tipo se llama "Christopher Gupta".

Uno busca al científico Christopher Gupta en Google y éste insiste en no aparecer.

Hasta que Beatriki Rucci me mandó desde Grecia la frase original en inglés y al buscarla descubrí varias cosas:

No existe Christopher Gupta, sino un tal Chris Gupta, si se llama "Christopher" o no, queda al gusto del bautizador de turno. Alterini se presentó con su pila bautismal y zas.

El tal Chris Gupta tiene de científico más o menos lo que yo de centro delantero del Chelsea. Es un loquito activista antitabaco que cree en las "terapias alternativas" con pasión turca, construye chiflados aparatos de "electromedicina" y se dedica a promover loqueras en su blog, una colección de conspiranoias surtidas entreveradas con rollos de pseudomedicinas a granel. Todas sin una sola prueba de que funcionen, claro.

Chris Gupta, el bloguero que cree en la magia, no dijo esa frase nunca. La frase está ciertamente en su blog, y Juliancito Alterini, que según me cuentan ahora se las da de "periodista" (para el caso, si Gupta es scientífico, Alterini es periodista y David Attenborough probablemente es prima ballerina  del Bolshoi) no se enteró de que estaba citando al autor del rollo llamado "Las diez leyes de la industria farmacéutica".

Esas "diez leyes" (que son diez, pero ciertamente no son "leyes", son sólo propaganda interesada) son de la autoría de Matthias Rath, publicadas en su libro Why Animals Don't Get Heart Attacks, But People Do!

Matthias Rath es el médico alemán responsable de una cantidad indeterminada de muertes en África, donde vende sus "Vitaminas del Dr. Rath" (mucho más caras que las vitaminas comunes, como hemos demostrado) como curas para el SIDA, convenciendo a la gente de no tomar los antirretrovirales. Recientemente los activistas sidóticos africanos consiguieron que se prohibieran las "pruebas clínicas" de las vitaminas de Rath que, además de no seguir un protocolo científico, implicaban que sus sujetos experimentales abandonaran los antirretrovirales. La aterradora lista de negacionistas del SIDA que han muerto de SIDA incluye al menos a una víctima directa de la locura ambiciosa de Rath (sin duda menos ética que la de cualquier farmacéutica, piense usted en la más malévola), Marietta Ndziba. Anteriormente ya se habían denunciado muertes de "pacientes" de Rath como la joven Noxolo Ngalo, Ntombekhaya Kruthani y el paciente conocido como Noluthando.

La cifra real de ataúdes que este monstruo de la ambición y el abuso racista ha llenado en África es sin embargo todavía una interrogación.

Ése es el personaje que, mientras se forra los bolsillos vendiendo vitaminas con sobreprecio para aprovecharse de la epidemia de SIDA en África, se atreve a acusar a la industria farmacéutica de poca ética, el tipo cuyas palabras leyó Juliancito Alterini, se hizo la picha un lío, se las atribuyó a un tipo al que le arregló el nombre y le dio un título de scientífico y lanzó por el mundo el bulo para darse cera y conseguir que lo entrevisten.

Al fin y al cabo, Alterini y los de su calaña saben que es difícil que alguien los llame a cuentas haciéndolos responsables por desinformar al público fingiéndose héroes de la contrainformación.

noviembre 03, 2009

La gripe A: charlatanes al ataque

Si el mundo no se va a acabar, si la gripe A es más benigna que la estacional aunque más contagiosa y con la característica de atacar con más intensidad a los niños. ¿Cuál es el motivo de la emergencia decretada en Estados Unidos y la preocupación en Europa? Si todos los años, en los picos de la gripe, los servicios de salud se llegan a ver desbordados por personas que quieren atención, se teme que, por la mayor facilidad de contagio de la gripe A aumente la demanda pico hasta realmente reventar al sistema y perjudicar la atención a personas con afecciones graves. Dicho eso...

Una de las características más destacadas de un buen conspiranoico es la tendencia a amontonar enormes cantidades de datos, muchas veces sin relación entre sí, para crear sus fantasías de miedo y autopromoción como héroes que nos van a salvar de... pues no se sabe bien de qué, aunque sí sabemos con bastante certeza que ningún conspiranoico de los que han pasado por este mundo nos ha salvado de nada, aunque muchos de ellos se las han arreglado para vivir muy holgadamente de la venta de sus paparruchas y de paso joderle la vida en mayor o menor medida a sus congéneres.

En el caso de la gripe A, son varios los que se han subido al carro de las conspiranoias. Destaca el videoasta argentino Julián Alterini, que a sus 22 años, desempleado y sin conocimiento alguno de virología, inmunología, epidemiología ni nada que no sea su especialidad (producción audiovisual) se marcó un vídeo de 10 minutos donde aprovecha todo lo que sabe de producción visual (y exhibe todo lo que ignora de todo lo demás) con objeto de darse un poco de publicidad a ver si alguien lo saca del paro. El documental con el título "Operación pandemia" (que no demuestra que haya una "operación pandemia", pero suena genial) salió al público en julio de 2009 (a los  cuatro meses de conocerse la existencia del virus), y comienza con una frase aterradora: "El mercado de la industria farmacéutica es su cuerpo, pero sólo mientras esté enfermo", que se atribuye ni más ni menos que al "científico estadounidense" Cristopher Gupt.


El problema es que Christoper Gupt no existe. Se lo inventó Alterini para su mensaje, para demostrar qué buen director de vídeo es. Mal empieza la semana para el que ahorcan en lunes.
(Actualización un día después: el tema de "Christopher Gupt", que NO existe, es mucho más complejo y revela cómo el indocumentado Alterini no sólo se inventa nombres, sino que reparte títulos de scientífico como si fuera una universidad rioplatense, cosa que desgranamos en esta nueva entrada.)
Pero contraargumentar con precisión los 10 minutos de paranoia de Alterini requiere literalmente cientos de páginas, abundantísima información sobre muchos temas (empezando por el método científico, algo de inmunología, legislación farmacéutica internacional y qué es lo que realmente está mal en la industria farmacéutica, y siguiendo con un desmontaje de las muchas falsedades tipo "Christopher Gupt" que se presentan en un atractivo formato visual). Y ésa es la baza de Alterini y de los conspiranoicos en general. Aquí sólo haré un repaso somero para que el lector vea el asunto con una mirada crítica.

Una característica adicional de los conspiranoicos es la mezcla de al menos tres niveles sin diferenciarlos: la ciencia (o lo que entienden como ciencia), las decisiones políticas y el accionar de los medios de comunicación. El que los medios de comunicación hayan pasado meses poniendo en primera plana a cualquiera que estornude está muy lejos de ser la posición política y científica oficial. De otra parte, se utilizan las directrices preventivas de la Organización Mundial de Salud (OMS) como si fueran predicciones científicas, y no lo son.

La OMS, como cualquier organismo dedicado a la prevención, tiene la obligación de plantearse el peor de todos los escenarios posibles y luego recomendar acciones en términos de ese escenario atroz. Esto significa que, en la gran mayoría de los casos, sus previsiones serán en exceso pesimistas. Y esto es bueno.

Imagine que un experto en seguridad contra incendios se planteara el mejor de todos los casos posibles, que supusiera que todo va a salir bien, que la gente no cometerá errores y que la vida es bobaliconamente luminosa, de modo que recomiende materiales "un poquito inflamables", que establezca como requisito unos cuantos extintores de incendios menos y no tantas salidas de emergencia, en fin, que se la lleve tranquila y en buen plan. En el 99% de los casos, no pasará nada. Pero ocurrirá en algún caso que su visión de la vida tipo Paris Hilton le costará la vida a una o más personas.

Un experto que sepa su trabajo, como la OMS, recomendará materiales no inflamables, evitar las cerillas, mecheros y cigarrillos, extintores de incendios suficientes para el peor de los casos, salidas de emergencia en abundancia para cuando el local esté lleno, medidas preventivas a puntapala... es su trabajo. Los conspiranoicos tienen entonces puesta la mesa para criticar al experto si su casa no estalla en llamas y "lo que en realidad quieren" es servir a los intereses de las empresas fabricantes de extintores de incendios.

La OMS no predice, ve la realidad y se plantea lo peor. Y recomienda sobre esas bases. ¿No prefiere usted que exageremos del lado de la precaución que del lado de la temeridad?

Común es el argumento conspiranoico de que "como no pasó nada con la gripe aviar", no sólo hay una cospiración, sino que además alguien sabía que en realidad no iba a pasar nada, pero calló por negocio. El documental de Alterini señala que en septiembre de 2005 la OMS "advierte que el número de personas que podría morir por una eventual epidemia de gripe aviar humana podría llegar a los 7.4 millones". Por supuesto que no subraya "podría", ni "eventual", sino que pone en amarillo los "7.4 millones", hace que la cifra crezca y le pone eco al locutor... huuuuuuyyyy... no se murieron 7.4 millones de personas, nos están engañando.


No, Juliancito, no. "Podría" y "eventual" no son predicciones como las de López Rega u Octavio Aceves, tranquilo.

Por supuesto, Alterini no tiene empacho en afirmar que el Tamiflú (un antiviral) es lo mismo que la vacuna contra la gripe aviar, Y como el Tamiflú es de Gilead y Rumsfeld fue presidente de Gilead, pues las conclusiones son inmediatas: a Rumsfeld no le interesaba (como lo podría demostrar su participación en el Proyecto para un Nuevo Siglo Americano y su gusto por ser gobierno) garantizar la hegemonía económica y militar estadounidense en el siglo XXI, sino que Gilead sacara el 10% de comisión que le paga Roche por vender Tamiflú.

Y uno se queda con la duda de si realmente la explicación más clara del mundo la tiene un director de vídeos desempleado sin experiencia en nada de lo que habla, sin conocimientos ni pruebas. Pero con una producción muy eficiente para asustar al público.

Sin querer ser exhaustivo con el ladrillazo del joven Alterini, entresaco una de esas manipulacines estadísticas que parecen significativas sin realmente serlo. Según el súbito matemático Alterini, es más probable que un estadounidense muera por un rayo que por gripe aviar.


Deje de lado que el despistado proyecto de Coppola cree que la población de los USA es de 30 millones de personas (cosa que puede resultarle bastante cuestionable a los otros 274 millones de sobrinos del tío Sam que redondean los 304 millones de estadounidenses de su censo), ¿qué significa esa cifra? ¿Es igual mi probabilidad de ser golpeado por un rayo cuando estoy en un hospital rodeado de griposos que cuando estoy arreglando un pararrayos? Y si estoy solo en el campo, en medio de una violenta tormenta eléctrica, ¿qué satisfacción o preocupación debo derivar de los delirios estadísticos de un chaval que ceba mates a 15 mil kilómetros de distancia? ¿Y si muere más gente por rayos este año es menos probable que me dé gripe? Vamos, nuestro Spielberg de milonga tira números porque parecen decir algo, aunque no lo digan. Y estoy seguro que no tiene ni idea de que no significan nada, debe sentirse como Sherlock Holmes al hablar del curioso incidente del perro a la medianoche, agudo como un alfiler.

Julianino tira varias cifras así de irrelevantes en su vídeo, especialmente de enfermedades prevenibles, que ciertamente pone el dedo en la llaga de un mundo injusto y desorganizado, metalizado y criticable, pero que no demuestran lo que él quiere demostrar, que la gripe es una conspiración. Si está descubriendo que el capitalismo es una fuente de injusticias, especialmente con los más débiles, pues llega algo tarde.

Otra cifra asombrosa es la del aumento de precio de las acciones de Roche, fabricante de Tamiflú, del 23 al 29 de abril, como si esto fuera relevante a largo plazo, como si el precio de las acciones de Roche dependiera de la expectativa de la venta del Tamiflú y como si la diferencia de precios (en un gráfico tramposo donde la base está en 27 y el pico en 33, porque si la base estuviera en 0 no sería tan impresionante) fuera el motivo de la preocupación sobre la gripe A por parte de medios, gobiernos y la OMS. Y teniendo el gráfico y la voz atemorizante y con eco de su locutor, se despreocupa de probar su alegato determinante: que "ellos" están jugando con nuestra salud "y la de nuestros hijos" (¡huy qué miedo!).


Por cierto, Si el conspiranoico de moda Julián Alterini pasa por acá, le agradecería que me explicara (y a mis sufridos lectores) por qué las acciones de Roche subieron sin cesar hasta casi 100 dólares desde 2005, cayeron en diciembre de 2009 y después de la subida de julio, pese a que siguen las acciones de emergencia contra la gripe A, las acciones se han congelado en los 40 dólares varios meses. Y que lo explique todo según tu teoriamiflú, claro.


Roche fabrica literalmente cientos de medicamentos, marcadores para análisis, reactivos, sistemas de administración de medicamentos, sistemas de secuenciación genética, etc. algunos de ellos tan rentables como el Valium. Es insostenible suponer que todo el mundo se ha puesto a su servicio por uno de sus cientos de productos. Para aceptar que así fuera, se requieren mejores pruebas que las que aporta el anumérico Alterini.

Las mismas pruebas que no da sobre el peligro de las vacunas y el Tamiflú, que en su mente son uno y lo mismo. Las mismas pruebas que no da sobre el que las vacunas causen parálisis, y por supuesto las que no da de que el Tamiflú tenga más efectos secundarios que otros medicamentos.


Este último ejemplo alucina. Aquí de nuevo confunde la vacunación con el Tamiflú: la vacuna es preventiva, el Tamiflú es un antiviral y, por cierto, muy eficaz. Nos gusten o no las prácticas comerciales de las farmacéuticas (y a pocos nos gustarán, pero eso es independiente de la química y la biología molecular), es un efectivo inhibidor de la neuraminidasa, sustancia que usa el virus de la gripe para fijarse a las células que se consume oralmente. Y no es el único (fue el primero, sí, en los 90), están también el zanamivir y el peramivir, de modo que el negocio no es tan redondo como nos lo plantean para los villanazos de Roche.

Hubo demandas por 1.3 "billones" de dólares, dice el incombustible Julián Alterini. Bueno, no... lo que pasa es que además de no saber estadística, inmunología, virología, economía, política ni biología molecular, Alterini tampoco sabe inglés. "1.3 billion" en inglés son 1.300 millones en español. Sigue siendo mucho dinero, sí, pero mil veces menos. ¿Y esas demandas se ganaron o se perdieron? ¿Hay datos médicos para indicar que efectivamente la parálisis fue culpa de la vacuna o es sólo un truco de abogados? ¿Quién fue demandado y cuánto pagó? ¿O ganó todas las demandas y no pagó ni un céntimo? Esos datos, fundamentales, se nos escamotean con la falacia de que el número de demandas por algo es una especie de criterio de verdad... algo más que dudoso. Si uno busca en Google, sin embargo, el dato de los 1.300 millones de dólares en demandas sólo está en sitios antivacunas, y ninguno da información para saber si es tan siquiera una cifra real. Pero se repite como si fuera un hecho porque conviene. ¿Será un hecho? Julián se esconde bajo el poncho sus fuentes para impedir que alguien las contraste. ¿Acaso se atrevería usted a dudar de las impecables (e inexistentes) credendiales de Alterini (que además de dirigir el vídeo lo escribió, y encima lo confiesa)?

Este ejemplo de conspiranoia a ritmo de chacarera es sólo uno de los que se han multiplicado como hongos, generalmente provenientes de personas que no tienen idea del tema, pero quieren vender algo, conseguir empleo o cuando menos darse un baño de aplausitos, que al ego siempre le vienen bien (aunque es mejor cuando se obtienen honradamente), Otro ejemplo que ha prendido bastante en España es el de la tremendísima monja Teresa Forcades I Vila, conspiranoica que ya tiene experiencia en el tema de acusar a las farmacéuticas de todo menos de lo que sí hacen mal, que afirma tener el título de médico, que en su respectivo video de una potente hora de duración, hace lo propio, y que ya El País ha pasado a revisión.  (Actualización: Miguel Montes Bajo informa a este blog que en la base de datos tesis doctorales TESEO no existe la tesis doctoral de la conspiranoica monja,. Curioso, considerando que dice ser Doctora en Salud Pública por la Universitat de Barcelona en 2004 y así lo consigna su entrada en Wikipedia.)

Otros agoreros del miedo, como el también presunto médico (rural, en este caso) Juan Gérvas, reconocido por buscar los reflectores a la menor oportunidad o sin ella, se han vuelto los chicos de portada de los creyentes en la teoría de Matrix y las conspiraciones extraterrestres, de illuminati y de todos menos yo, con recomendaciones curiosas como la de que "mejor sufrir la enfermedad que la vacuna", lo cual quizá no sea buena idea para los que se van a morir de la enfermedad, que aunque no sean muchos, seguramente sienten que su vida tiene más valor que el que le da Gérvas.

El Círculo Escéptico también ha hecho un razonable llamamiento a la cordura resaltando la falta de pruebas y la manipulación que son el espacio natural de los Alterini, los Forcades y los Gérvas.

Recuerde: nunca le atribuya a una maquiavélica maldad inteligentísima lo que se puede atribuir simplemente a la estupidez humana. Gran parte de los excesos informativos sobre la gripe A son producto de estupideces demostrables, como las del supuesto presidente mexicano Felipe Calderón, quien comenzó todo inventándose cifras de enfermos y muertos que se le fueron ocurriendo para sentirse importante, y que en su megalomanía llegó a afirmar que había "salvado a la humanidad", cosa que antes que una conspiración revela los graves problemas psiquiátricos del sujeto.

Y, ya que estamos en esto, el 2012 tampoco se acaba el mundo.