mayo 31, 2008

Cuántica, neutrinos y embusteros

Una de las más desagradables y alarmantes falsedades del ocultismo actual es la de echar mano de la "mecánica cuántica" (es decir, echar mano de las palabras "mecánica cuántica", porque lo que realmente es esta teoría, sus implicaciones, sus matemáticas, sus pruebas y sus límites de la acción son terra ignota para los profesionales del embuste).

La mecánica cuántica es una rama de la física que explica los fenómenos mecánicos que ocurren del nivel atómico hacia otros más pequeños, es decir, explica el comportamiento de las partículas subatómicas (neutrones, electrones, protones, gluones, muones, etc.). Los efectos que se observan en el nivel subatómico no son observables al nivel macroscópico, es decir, que del nivel subatómico o atómico en adelante, la realidad se comporta de manera distinta. ¿Por qué? No lo sabemos aún.

La mecánica cuántica, como tantas cosas en la ciencia, va en contra de lo que intuitivamente nos parecería verdadero, recordándonos que la intuición no es la mejor herramienta para conocer el mundo. Así, por ejemplo, en el nivel cuántico la luz se comporta al mismo tiempo como partículas y como ondas, en el nivel cuántico se derrumba la relación causa-efecto que conocemos a nuestro nivel y todo se expresa en términos de probabilidades, y en el nivel cuántico pasan cosas que parecen del reino de la magia, sobre todo cuando los científicos intentan explicar en lenguaje común lo que implican sus ecuaciones, como que puede parecer que una partícula esté en dos lugares al mismo tiempo.

Pero el mundo macroscópico no es cuántico, cosa que deberíamos considerar una suerte. Cuando mucho, según algunos físicos, el mundo en el que nosotros interactuamos es el resultado estadístico del mundo cuántico, pero no entienden cómo es que el indeterminismo cuántico se convierte en determinismo y causalidad en nuestro mundo.

Esto, sin embargo, no ha impedido que los habituales curanderos, charlatanes y vendedores de milagros suelten con frecuencia la filfa de que sus prácticas supersticiosas e inútiles tienen relación con la mecánica cuántica. Hoy podemos ver "medicina cuántica holística" y tonterías monumentales como las del mayor negociante del dolor humano, Deepak Chopra, el hombre que sigue vendiendo la eterna juventud mientras él sigue envejeciendo a un ritmo absolutamente normal. Incluso unos listillos argentinos registraron el nombre "Campo Cuántico, S.A." y venden curaciones inservibles para la osteoporosis, la artrosis, la diabetes y la psoriasis, entre otras afecciones, para lo cual utilizan un "campo cuántico" que, para empezar, no existe, y para remate no tiene un carajo que ver con la cuántica porque el aparato que venden es, dicen ellos mismos: "un equipo generador de campos electromagnéticos (cuantos de energía) de muy baja intensidad capaz de penetrar la masa orgánica, que desencadena a partir de la circulación de un flujo energético procesos de repolarización y resonancia acordes a las condiciones propias del estado de salud, creando condiciones no propicias para la permanencia de los estados alterados o de enfermedad".




Bueno, los campos electromagnéticos, pese a ser una forma de energía que se emite en cuantos (es decir, en paquetes de un valor mínimo determinado),   tienen que ver con las alteraciones de las enfermedades más o menos lo que el fútbol tiene que ver con las manchas solares, pero la cosa empeora porque se habla de un "flujo energético" referido a una "energía" que el cuerpo ciertamente no tiene. El cuerpo, no siendo un imán, no puede "repolarizarse", ni "despolarizarse" ni cosa similar, y para acabarla de joder, la enfermedad no está producida por una condición de resonancia, sino por otras causas muy diversas: infecciones, fallos fisiológicos, fallos anatómicos, la edad, etc., nada de lo cual tiene que ver con un generador de campos electromagnéticos.

Hay que admitir que estos caraduras porteños al menos suenan sumamente conocedores de los problemas que afirman atender. Por ejemplo, en el caso del pie diabético, sus datos son muy precisos y médicamente correctos, lo que lo impresiona a uno hasta que descubre que en su mayor parte su rollete está fusilado sin misericordia del sitio ulceras.net de los verdaderos profesionales de la salud.



El físico Victor Stenger, afirma que la mecánica cuántica se "malinterpreta como si implicara que la mente humana controla la realidad y que el universo es una unidad interconectada que no puede entenderse mediante la habitual reducción de sus partes (...) pero no existe argumento ni evidencia convicentes de que la mecánica cuántica juegue un papel esencial en la conciencia humana ni proporcione conexiones holísticas instantáneas en todo el universo. La física moderna, incluida la mecánica cuántica, sigue siendo completamente materialista y reduccionista, al tiempo que es coherente con todas las observaciones científicas".

Forma muy elegante de decir "no es cierto".

Los efectos más impresionantes de la cuántica sólo funcionan a nivel cuántico, y quienes aseguran que en la realidad macroscópica se pueden reproducir mágicamente los fenómenos cuánticos, y que ellos lo pueden controlar para "curarle" a usted cualquier cosa son indistinguibles de los muchos chupadedos que en el pasado, cuando lo novedoso y misterioso era la electricidad, vendieron "cinturones eléctricos" para la impotencia masculina (muy desesperado está quien se arriesgue a electrocutar las joyas de la familia) y otras "maravillas de la electromedicina".



Y son, por supuesto, idénticos a los que, cuando la radiactividad se volvió el nuevo misterio y la promesa ignota, ofrecían jarras para "infundir al agua con radiactividad", que por supuesto "aumentaba la energía" del paciente y lo curaba mágicamente.



Sin olvidar un clásico moderno: la cocaína se ofrecía para todo tipo de curaciones, para estar de buenas, mantenerse despierto y mil cosas más, pero ¿quién recuerda que los charlatanes la ofrecieron también para la salud del cabello?




No sabemos cuántos ciudadanos se frieron el carné de padre con los cinturones eléctricos, ni si algún ingenuo bebedor de agua radiactiva llegó a brillar en la oscuridad o se hizo de un pavoroso cáncer, ni cuántos folículos pilosos se volvieron cocainómanos. Lo que sí sabemos es que cualquier novedad será retomada irresponsablemente por gente dispuesta a todo para no trabajar y se venderá como "curación".

Un buen ejemplo son los neutrinos.

Los neutrinos

Una de las formas más bastas y bobaliconas de la seudomedicina es promovida por un viejo conocido de este blog, el cantautor y nazi confeso Marcelo Gabriel Silva Vargas, que hace sus negocios en el sitio de Piramicasa. Entre las afirmaciones más asombrosas de este personaje está el que las pirámides tienen propiedades mágicas gracias a que son redes que "atrapan neutrinos", lo que suena que acojona. Y además las pirámides son inteligentes, porque unas cosas las desecan y otras las mantienen hidratadas y lozanas, si uno se atiene a las camamas de los piramidólogos a los que el mayor experto en egiptología, Zahi Hawass, llama "piramidiotas", y para remate las pirámides hacen que haya "neutrinos estables", macana que aprovecha para zumbarle a los científicos atribuyéndoles cosas que los científicos nunca dicen (esto es lo que se llama "batallas contra el viento", o "hacer boxeo de sombra a ver si alguien se cree que estamos peleando de verdad").

Cuando uno pregunta cómo sabe que los neutrinos hacen todo eso (incluso se dice que algunos bailan igualito que Fred Astaire si se ilumina la pirámide), los adeptos a la secta piramialucinante aseguran que el tal Marcelo Gabriel dispone de un detector de neutrinos de bolsillo, de fácil uso y más barato que la más barata de sus piramitrufas.

Los neutrinos, dice Wikipedia, son partículas subatómicas de carga neutra y espín 1/2. Antes se consideraba que no tenían masa, ahora se ha confirmado que la tienen, muy tenue, y como máximo sería de 1/200.000 la masa del electrón. Prácticamente no interactúan con las demás partículas, pasan a través de la materia ordinaria sin apenas perturbarla, y para remate, de las cuatro fuerzas conocidas del universo no les afectan la fuerzas electromagnética ni la fuerza nuclear fuerte, pero sí por la fuerza nuclear débil y la gravitatoria.

Esto no lo inventaron los científicos para que la gente se riera de Marcelo Gabriel, sino porque las ecuaciones que describen el resto del universo con precisión y permiten que tengamos ordenadores o computadoras, televisión, aviones que vuelan y vacunas que acabaron con la viruela, así lo dicen, aunque deje en ridículo la idea de que los neutrinos se arrejuntan "por inclusión magnética".

Detectar neutrinos es una tarea enormemente difícil. Hoy en día se están preparando tres observatorios complejos, costosos y delicadísimos para detectar los neutrinos que pasan a través de nuestro planeta sin interactuar con él (mucho menos viéndose atrapados en pirámides por medios magnéticos, porque las pirámides ni siquiera tienen efectos magnéticos a menos que se hagan de magnetita, claro). "Cubo de hielo" es un observatorio que medirá un kilómetro cuadrado en 2011, cuando esté listo, y es una serie de 80 agujeros de dos kilómetros y medio de profundidad en el Polo Sur en cada uno de los cuales se están colocando 60 detectores esféricos, formando una red de 4.800 detectores, esperando que alguno de los miles de millones de neutrinos que atraviesan el hielo choque con un átomo de los detectores, disparando un muón cuyo destello informará del hecho a los científicos.

Otros observatorios de neutrinos son Antares, que es similar a Cubo de Hielo pero con los detectores inmersos frente a la costa de Francia, en Toulon. Otros observatorios con distintos sistemas de detección son Gran Sasso en Italia, el Super Kamiokande en Japón, que se está llenando con 50.000 litros de agua destilada, o el Laboratorio Subterráneo de Canfranc en España.

Todos estos esfuerzos no son sólo para que algún científico medio bobo salte de gusto porque atrapó un neutrino. El estudio de estas partículas, que son emitidas en grandes cantidades por las estrellas, agujeros negros y otros cuerpos celestes, nos permitirá saber más sobre lo que sucede en los confines del Universo. El sueño de muchos científicos es observar el universo mediante neutrinos, como hoy lo hacemos observando los fotones, la luz, los rayos X, la radiación infrarroja, ultravioleta y de microondas, pues cada nueva forma de estudiar el universo nos ofrece muchísimos conocimientos para ir averiguando dónde vivimos, conocer el cosmos. Adiconalmente, el estudio de los neutrinos permitirá poner a prueba el modelo estándar de la física actual, para determinar qué tan preciso es, si se requiere revisarlo o todavía es suficiente para describir lo que conocemos del universo... un fin bastante más serio que vender piramiditas, sin duda.

Todo se podría resolver con los detectores de neutrinos de bolsillo de los trapaceros de vocación, a no ser porque, como los efectos de la medicina cuántica, los cinturones eléctricos, el agua radiactiva, la cocaína para el pelo y, claro, cómo olvidarlas, las pilules orientales, no hay ninguna prueba de que existan.