febrero 18, 2006

Batallas contra el viento

Parecer quiere el denuedo
de vuestro parecer loco,
al niño que pone el coco
y luego le tiene miedo.

Sor Juana Inés de la Cruz

Una práctica que nunca deja de aparecer, y de llamar la atención, cada vez que un misteriólogo (ocultista perfumado, vendedor de libros, parásito de los medios de comunicación) toma la palabra más de dos minutos es la invención de protagonistas en la historia turulata que se inventan cada día, en la que ellos son a la vez los audaces héroes y las desamparadas víctimas de los malvados incrédulos.

A los "científicos", en particular, se les atribuyen tonterías a puñados: que si "creen que la ciencia lo es todo", que si "dicen que la ciencia ya lo conoce todo", que si "se sorprenden" como tontos cada vez que un misteriólogo les enseña alguna joya del embuste (psicofonía, fotomontaje o cara pintada en el suelo al óleo o a lápiz) y "no encuentran explicaciones" a los acertijos que les imponen personajes de una ignorancia tan vasta como su egolatría.

Un ejemplo se refiere al libro con el delirantemente original título de Enigma (varias neuronas cayeron en la lucha por generar tan impresionante y creativo título), firmado por Juan Antonio Cebrián, Bruno Cardeñosa, Carlos Canales y Jesús Calleja (cuarteto de misteriólogos de la radio nocturna española).

El volumen es el refrito número oncemil y tantos de la colección "Grandes éxitos del ocultismo de saldo": la Atlántida, Stonehenge, la pirámide de Keops, Tutankamón, el sudario de Turín, templarios, cátaros, Rennes-le Château, Nostradamus, Saint Germain, el experimento Filadelfia, Roswell, los Illuminati, el priorato de Sión, el esoterismo nazi (que siempre fascina a éstos, no sé por qué) y etcétera, y en su momento lo repasaremos. Me llamó la atención el apartado llamado ¿Quiénes construyeron Teotihuacán?.

Voy a la página 21 y leo: "El lugar de los que siguen el camino de los dioses." Esto es lo que significa el nombre de Teotihuacán....

Mentira.

Teotihuacán es voz náhuatl (o sea, de la rama lingüística de los aztecas o mexicas) que significa "el lugar donde los hombres se convierten en dioses" (la versión más extendida) o "el lugar de los dioses", o "donde nacen los dioses". No sabemos cómo llamaban a esta ciudad sus pobladores. Los aztecas la bautizaron así siglos después, punto.

La bobada de "el lugar de los que siguen el camino de los dioses" sólo se encuentra, en Internet, en tres, sólo tres sitios, todos misteriológicos: Comunidad Mystery Planet (oh, yeah!) Secreto Ovni y, ahora, obviamente, en El portal de la rosa de los vientos, sitio dedicado al programa en el que cobran estos cuatro que, juntos, no pueden hacer ni una miserable búsqueda en Internet porque tienen fuentes tan fantásticas como "Secreto Ovni".

Vaya payasada.

(Actualización 21 de febrero: Creía y escribí que ese sitio era "oficial" del programa en cuestión, pero me escribe Rafael Zanasi aclarando que este sitio es sólo iniciativa de uno de los seguidores de Cebrián, y que no es siquiera un sitio oficioso, sólo un fan club.)

Si la primera oración del capitulillo teotihuacano es mentira, la segunda no quiso quedarse atrás y allí los cuatro jinetes del despropósito con taxímetro dicen: "Y aunque su construcción se atribuye a los sangrientos aztecas, lo cierto es que..."

Enemigos tontos inventados para que los cuatro generales simulen que nos van a desvelar "lo cierto" porque ellos lo saben gracias a la Comunidad Mystery Planet (cool, baby!).

Nadie que tenga la más vaga idea de la cronología del México precolombino, nadie que siquiera haya visitado como turista chambón las ruinas de Teotihuacán, diría tal tontería. Se sabe que Teotihuacán era ya una aldea habitada en el 600 A.N.E. que crece para florecer en los siglos III y IV de nuestra era, y su decadencia se da entre el siglo VIII y IX. Los aztecas salieron de su lugar de origen (la mítica Aztlán) en el 1111 (mil ciento once, sí), y no conocen Teotihuacán durante su peregrinación sino hasta principios del siglo catorce.

Así que, ¿quién le atribuye a los aztecas la construcción de Teotihuacán? Pues al parecer sólo los cuatro fantásticos, que con tal mentira se dan lustre para venderle más cositas a sus víctimas.

El resto del articulejo sobre Teotihuacán es igualmente lamentable, incluida la pendejada de que "nadie ha podido datar la construcción de la ciudad".

El descubrimiento de los verdaderos misterios de Teotihuacán, por suerte, está en manos de arqueólogos de verdad, no en las de estos cuatro octavos que se ocupan de difamar a los científicos y al conocimiento, a cambio de un puñado de euros.

El pasado lunes 13 de febrero, por poner otro ejemplo, Íker Jiménez Elizari fue invitado al programa de Eva Hache para publicitar su más reciente libraco. Cuando el intercambio de zalamerías empalagosas pasó por el descubrimiento de nuevas especies en Papúa, Nueva Guinea, Jimenitos no pudo contenerse y le dijo al público que había "científicos" que decían que ya no iban a encontrarse nuevas especies en el mundo.

Evidentemente, esta pieza de populismo bajuno triunfa ante un público poco informado en temas de ciencia (en parte por causa de pájaros de cuenta como los que nos ocupan), provocando reacciones como: "¡Qué científicos tan imbéciles!" "Vaya bobos". "Con razón Íker los detesta". "Joder, por suerte tenemos a Íker, que tiene la mente abierta y no cree en tales pavadas". "Ya, si son los que hicieron la bomba atómica".

Íker brilla y "los científicos" en general quedan como una tropa de babosos.

Pero es mentira.

Repito, porque luego no queda claro para algunos amiguitos del mundo misteriológico: es una de las mentiras habituales no sólo de Íker Jiménez, sino de todos los miembros de la cuadrilla del comercio de enigmas.

¿Cómo lo sé?

Porque constantemente se descubren nuevas especies, pero como no sale en las revistas ocultistas, los "grandes periodistas" de Fantasilandia no se enteran. Y como estos imbéciles creen que su ignorancia es la medida de todas las cosas, no titubean en inventar mentiras para quedar bien y vender más productos.

¿Pruebas? (me refiero a esas cosas que NUNCA aportan los misteriólogos).

El diario Science Today señalaba, por ejemplo, en 2001, que según David Wake, profesor de biología integrativa de la Universidad de California en Berkeley, experto en salamandras, se descubrían alrededor de cien especies de salamandras al año.

Cien especies.

Sólo de salamandras.

En España, se dijo a raíz de los descubrimientos de Papúa, se identifican 200 especies nuevas al año.

Doscientas especies.

Sólo en España.

El primer encuentro científico de especialistas en todas las especies en septiembre de 2000 indicó que la ignorancia sobre el número de especies que hay es tal que los cálculos varían entre dos millones y ¡doscientos millones de especies!.

Eso dicen los científicos.

Los de verdad, no los inventados por las ocurrencias interesadas de periodistas más ocupados en el comercio que en servir a su público con información fiable.

¿Apuesta usted a que Íker Jiménez nunca se ocupará en mencionar a los "científicos" que usó para su publicidad, como los cuatro ? Al parecer, mentir le da igual si con eso vende un libro, e importándole algo así como un carajo el daño que hace a la ciencia, al conocimiento y al derecho a saber del público al que depreda.

Lo más curioso de todo es que, aunque el truco todavía funciona, cada vez más resulta que los misteriólogos y promotores de orateces pierden los enfrentamientos con sus adversarios imaginarios y quedan en el ridículo que merecen.