noviembre 30, 2004

Las supercalifrikilísticas teleplastias y los hongos alucinógenos

[Nota previa sobre el gato de Bélmez:


El descubridor del Gato de Bélmez, Pedro Gimeno, ha decidido liberar al dominio público su diseño, al que se ha bautizado como "Randi, el gato teleplástico". Se pueden descargar desde aquí dos versiones de este diseño (haciendo clic en el enlace con el botón derecho del ratón y eligiendo "Guardar objetivo como" o la opción respectiva de su navegador): en formato vectorial, y también en formato de 600 x 200 píxeles. Disfrútenlo.]
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Cómo pasa el tiempo.

Parece que fue ayer, como en una canción de Armando Manzanero, cuando Pedro Amorós Sogorb, timonel del bajel de la SEIP, y la alcaldesa de Bélmez de la Moraleda, María Rodríguez, convocaban entusiastas a los medios informativos para anunciar la aparición de 21 nuevas "teleplastias" (es decir, dibujitos de origen paranormal) en una nueva casa en el paranormalísimo poblado jiennense, y el autonombrado "investigador" aseveraba que había en esa nueva casa psicofonías, poltergeists y muchas cosas misteriosas y de un paranormalidad estupefaciente.

Atrás ha quedado ese lejano 10 de octubre.

Apenas parece ayer cuando la alcaldesa anunciaba con gran satisfacción y hondo sentimiento la llegada, en un solo fin de semana de tres mil personas ansiosas de comulgar con las caras mágicas, y cómo no daban abasto los bares (sobredemanda de tapas así no se había visto) y que se supiera cómo se vendían llaveros con caras belmecianas a los entusiastas turistas.

Y parece que fue ayer (en realidad fue antier, domingo 28) cuando Amorós aseguraba en un programa ocultista de radio que la Universidad Complutense iría a estudiar las caras de Bélmez (oh sí, la ciencia es respetable a ratos, ellos deciden cuándo y cuándo es "fascista", dogmática, cerrada o "inútil").

La micología no es el estudio de los micos


Pero polvo somos, oh, hermanos, que ya lo decía don Jorge Manrique. ¿Qué se fizo de Amorós? Pues que las supercalifrikilísticas “teleplastias” según las bautizó, anunció y decretó la SEIP, aderezadas con "psicofonías" y "poltergeists", a las que fueron a ver asombrados miles de víctimas, convencidos de que estaban ante un milagro certificado por "expertos" según la muy retomada nota de Europa Press, podrían ser... agárrese a algo sólido o siéntese... ¡"hongos"! (Hongos, además, ampliamente inteligentes, ya sabe usted, un hongo con período azul, otro más en la línea de Mingote a juzgar por las reconstrucciones del SEIP, otro más empeñado en el tardocubismo y alguno heredero de Chagall. Hongos cuya influencia alucinógena hizo creer a los "investigadores" que eran "paranormales".)

Así lo dice al menos Amorós en el nuevo artículo de Javier Cavanilles publicado en El Mundo: Amorós da marcha atrás y ahora dice que las caras de Bélmez son 'hongos'.

Y la Universidad Complutense, oh destino esquivo, oh tempora, oh mores, oh, qué ganas de estar dando lata, se desmarca con la habilidad de Ronaldinho y niega asociación alguna para poner la cara por la SEIP y Amorós.

Atiza.

¿Cómo fue?

¿O sea que Amorós confiesa a estas alturas de la película que no tiene la más remota idea de lo que realmente son los dibujitos que apenas ayer decía haber visto surgir como "teleplastias" y a los que certificó como paranormales, selló, vistió con sus mejores galas domingueras, les dio la bendición y se los mandó a la prensa como muestra de las maravillas de la investigación realizada con una fregona?

Cáspita.

¿Es posible entonces que Pedro Amorós Sogorb haya mentido en sus anuncios de principios de octubre y colaborado así a engañar a los "miles" de personas que fueron a ver maravillas esotéricas y mágicas cuando se trata probablemente tan sólo de una exposición de micología? ¿O sea, los nuevos dibujitos son, según Amorós, falsas teleplastias o fraudes (no en el sentido jurídico, sino en la primera acepción del DRAE que lo define: "Acción contraria a la verdad y a la rectitud, que perjudica a la persona contra quien se comete", siendo en este caso los perjudicados los visitanes que creían viajar para ver algo esotérico y no para recoger setas)?

Recórcholis.

Y en su calidad de autoproclamados "investigadores", ¿no era lógico que primero hubieran "investigado" tesis como la micológica y otras muchas antes de llamar a los medios para darle vuelo al asunto?

Y si eso es lógico, ¿por qué no lo hicieron con aseo? Cada quien saque conclusiones.

La alcaldesa en Francia


Título éste elegante y con regusto a Siglo de Oro (toda proporción guardada), denota que la alcaldesa, pese a estar en Francia desde el sábado o domingo hasta esta mañana, cuando hablaba con Canal Sur, no se queda atrás en su marcha atrás (vaya, esto parece un "sprint" en reversa, de modo que quizás debiera decir que no se queda adelante).

Ahora resulta que, también según lo declarado a Europa Press y también recogido por Javier Cavanilles en El Mundo de hoy, ya no hay miles de visitantes, bares abarrotados ni ná de ná, porque ahora nos sale conque el fenómeno "sólo supone gastos" para la alcaldía. Pase y véalo, asómbrese con La alcaldesa da la cara, el SEIP se esconde.

Repámpanos.

Pues no sé cómo decírselo de modo amable, pero si a mi alcaldesa, que es de la misma formación política que la de Bélmez y cuenta con mi voto, alguien le abre una vía por la que se fuguen los dineros del ayuntamiento, no les hace festejos ni propone crearles un instituto y comprarles una casita para que sigan depauperando al consistorio, sino que los pone de patitas en la calle y procede a taponar la fuga de recursos con energía, agilidad y eficiencia, porque de otro modo entre sus opositores políticos, los medios de comunicación críticos y la población (que es medio quisquillosa, ya sabe usted, cosas de la democracia) le armarían un broncazo memorable. Mi alcaldesa no se anda con tonterías, pues. Por eso, también, en su programa electoral estaban ausentes las supersticiones ocultistas y esotéricas.

Canastos.

No extraña que en el foro de lectura pública de la SEIP, algún anónimo que dse dice oriundo de Bélmez se lamente: nadie se preocupa de fomentar su cultura centenaria, sus manantiales, sus parajes sin igual, sus castillos, sus cuevas, su gastronomia, sus fiestas, sus gentes, su aceite, su magía, si, su magia, pero la que se ve, la que se toca, la que sentimos paseando por sus calles, no la que se inventan unos aprovechados, lo dicho me da lastima.

Tiene razón. Es lamentable que su alcaldesa no se haya ocupado de todos esos atributos del pueblo, que además, estoy seguro, está formado por gente esencialmente decente y buena (como todos los pueblos de todo el mundo). Es lamentable que el municipio esté encabezado por alguien que promete paranormalidad en lugar de fijarse en las maravillas reales de Bélmez, y que lo haga en equipo con una organización tan peculiar como la SEIP.

De hongos y zancadillas entre compadres


Al que le medio joden el invento es a Enrique de Vicente, cuya revista Año Cero de este mes pone en portada el supercalifrikilístico descubrimiento que podría no serlo, según Amorós, aunque otros hemos dicho desde el principio que sigue sin haber ninguna indicación, pista, prueba, evidencia, demostración, señal o hecho que sugiera en modo alguno la "paranormalidad" de las caras, ni las viejas, ni las nuevas ni las que se inventarán mañana con la misma seriedad de la virgen del sandwich de queso al horno.

De Vicente, todo candor, ingenuidad y ganas de vender revistas (y publicidad, los precios de publicidad en esta revista no son ninguna bicoca) publica un artículo de Josep Guijarro en el que se da voz a extravagantes "teorías" de la "paranormalidad" de los dibujillos, como la "impregnación". Ni una duda, ni una sugerencia de que podría tratarse de aceite, de hollín, de pinturas al óleo, de lápiz, de hongos artísticos, de tierra, de pastel, sanguina, carbón, acuarela, fresco o técnica mixta. Sin duda alguna, parten de la conclusión paranormal y luego ya se dedican al delirio de ver cuál "explicación paranormal" es la que se ajusta. Todos tendrán una distinta, y todas las explicaciones tendrán, previsiblemente, su libro.

Guijarro menciona, al final y con modestia (e imprecisión) la aportación de Francisco Máñez, pero la desecha rápidamente afirmando (sin probarlo siquiera con una fotografía) que las caras "se mueven", "aparecen y desaparecen" y siguen siendo, sin duda para el reportero, paranormalísimas.

Año Cero (e inteligencia más o menos en los alrededores de la misma cifra) hace un "análisis informático" de las "nuevas caras" sugiriendo que una de ellas es una especie de retrato de María Gómez Cámara, la dueña de la casa original y beneficiaria del "fenómeno" original. ¿A cargo de quién está el estudio? Pues no podría ser otro que ¡José Manuel García Bautista!, el que hace "análisis químicos" según Amorós y "análisis de fotografía digital" según Íker Jiménez. Misteriosamente, sus dedos se mueven como planchita de ouija para ponerle al estudio antes de hacerlo "Informe resurrección". El "estudio" es una chapuza que de informático tiene poco. Y cuando el autor dice "este nuevo suceso que se está produciendo en Bélmez nos deparará nuevas sorpresas" no parece estarse refiriendo a la micología transcomunicacional.

Apaguen los reflectores, queremos oscuridad


Uno, que es medio imaginativo y dado a la fantasía (aunque uno no vende la fantasía como realidad, aclaremos, sino cuando mucho en forma de cuentos y novelas) supone que el asunto de las nuevas caras de la nueva casa se le ha atragantado de manera tremebunda al SEIP, a Amorós y a todo el entramado paranormal (donde los mismos están en las revistas, escriben los libros, aparecen en radio y televisión e "investigan misterios" decidiendo siempre que sí lo son, incapaces de descubrir un solo embuste).

Y es que se necesita mucha desesperación y una desvergüenza del tamaño de una catedral (de las grandes) para hacer como Luis Mariano Fernández, que llama a Canal Sur de Andalucía hoy 30 de noviembre por la mañana negando que alguien tenga en marcha "la registradora" cuando apenas ayer (bueno, hace diez días, el 20 de noviembre) el propio Luis Mariano fue de paraguía turístico en un viaje que él mismo organizó como parte de su rentable programa Viajes y rutas del misterio en colaboración con Viajes Marimartur. Para el tour del 20 de noviembre, le cobró 110 euros a cada turista para llevarlo a ver, entre otras cosas, los dibujitos de caras de Bélmez. Y el propio Luis Mariano vende un libro sobre las "caras" de Bélmez que escribió con Íker Jiménez.

Eso se llama cobrar la pasta y esconder la registradora, Luismarianito.

Pero ante el nuevo giro maromero y acomodaticio de Amorós respecto a la súbita "no-paranormalidad" de los dibujitos, ya decíamos en la anterior entrada que la actitud de Íker Jiménez era reveladora: desde el domingo en la noche se vislumbraba que la forma de detener el escándalo y el desprestigio del paranormalerío sería declarar a las "nuevas" caras "no paranormales" pero manteniendo el negocio de las "viejas" caras, sobre las que se ha escrito una media docena de rentables libros, varios de ellos de gente de la SEIP.

La atención de los medios le quedó grande a los ocultistas del SEIP.

O, más bien, estaban preparados para recibir aplausos, reconocimientos, medallas, ensaladeras, placas conmemorativas, diplomas ad honorem, doctorados honoris causa, invitaciones a ofrendar su sabia verba al público en conferencias y medios de comunicación, mejores contratos editoriales para escribir nuevos libros de asombrología, algún programilla de radio y cosas así.

Para lo que no estaban preparados era para que los medios de comunicación (incluyendo a personajes de la talla de Javier Reverte y Carlos Herrera, a los que en buena lógica también demandará la dupla SEIP-Alcaldesa) les dedicaran el mismo ojo crítico que la libre expresión y el derecho de la gente a saber hace que se le dedique a todos los demás temas, desde las elecciones en Estados Unidos hasta el desempeño de la selección nacional, los estrenos de cine, las sentencias judiciales, los presupuestos locales, regionales y nacionales, las guerras, la paz y todas las cosas de este mundo.

Los paranormalólogos esperaban disfrutar de impunidad. Como siempre. Ellos pueden acusar con una bajeza subterránea a sus críticos de "conspiradores" sin miedo a tenerlo que demostrar. Sienten que son inmunes para hablar de "científicos" dogmáticos y fascistas sin medir sus palabras. Pueden incluso mover al odio descalificando a otras personas por su nacionalidad (presunto delito), pueden poner en duda alegremente las motivaciones, intereses, intenciones, buena fe y seriedad de todos sus críticos a pura saliva, sin pruebas ni datos. Nadie los suele molestar en la oscuridad en la que se mueven. Disfrutan de impunidad para cometer todo tipo de atropellos y hacer declaraciones de delirio. Y lo hace continuamente.

Pero cuando se publica la verdad sobre ellos, se retuercen como babosas en sal. Temen, sin duda, que otros afectados tomen medidas.

Ellos fueron los que llamaron a los medios, una y otra vez, haciendo incluso de Europa Press algo así como "la agencia de noticias paranormaleras y magicoides". Pero ahora se nos quiere hacer creer que lo de ellos no fue "afán de notoriedad", no, ni "ambición" pese a que tienen productos en venta, para nada, en modo alguno, ¿cómo puede alguien creer eso? Los que tienen "afán de notoriedad" y quizá "ambición" son los que revelan sus mentiras, esos malévolos personajes que se empeñan en no dejar a otros mentir a gusto y engañar a la sociedad en santa paz y que, para remate, publican gratuita y abiertamente sus análisis del paranormalerío.

Y es que, al tener una gran atención de los medios después de haber soltado todo tipo de falsedades, mentiras, exageraciones, acusaciones descabelladas y tonterías en sus foros, en sus páginas Web, en sus libros y en sus revistas, se horrorizan porque se publican tales falsedades, mentiras etcétera. Y se enfurecen porque los medios le dan voz a quienes demuestran sus falsedades, mentiras y demás.

Y claman que se trata de "desprestigiarlos" simplemente por informar de quiénes son, qué hacen y qué credibilidad merecen sus trolas y embustes. Si eso los "desprestigia" es que poco prestigio tenían para empezar.

No lo pensaron antes. Les resulta inconcebible.

Así pasa el tiempo, rápido y cruel, así se vuelven cenizas los sueños de gloria desde la impunidad del monopolio mediático. Las manifestaciones preternaturales se vuelven hongos alucinógenos, las universidades desaparecen, los turistas se esfuman, la atención incomoda y limita.

No somos nada, oh, amigos, no somos nada.

Y algunos son menos.